El escepticismo científico


El movimiento escéptico contemporáneo nació en Estados Unidos en 1976 con la fundación del Comité para la Investigación Científica de las Afirmaciones de lo Paranormal (CSICOP) –hoy, Comité para la Investigación Escéptica (CSI)–, presidido por el filósofo Paul Kurtz y con miembros como Isaac Asimov, Martin Gardner, James Randi y Carl Sagan, entre otros.

«El Comité surgió de la frustración ante el aumento generalizado de la creencia en lo paranormal. Este término se utiliza para describir no solo los fenómenos parapsicológicos, sino todas las afirmaciones que van más allá de la gama normal de datos. Amplios sectores de la opinión pública han aceptado de forma acrítica muchas afirmaciones de fenómenos paranormales, incluso sin haberlas comprobado. Por ello, el Comité se creó con el fin de servir de foro para el examen crítico de tales afirmaciones», explicó Kurtz en 1976 en el primer número de la revista de la entidad, The Zetetic (The Skeptical Inquirer a partir del tercer número).1

Número 1 de la revista oficial del CSICOP, rebautízada como 'The Skeptical Inquirer' a partir del número 3.
Número 1 de la revista oficial del CSICOP, rebautízada como ‘The Skeptical Inquirer’ a partir del número 3.

Profesor emérito de filosofía en la Universidad de Búfalo, Kurtz destacaba que los miembros del CSICOP no rechazaban a priori ninguna afirmación por sorprendente que fuera, sino que abogaban por «examinarla abierta, completa, objetiva y cuidadosamente». «Estamos dispuestos a considerar e investigar áreas por extrañas o anómalas que puedan parecer al estado actual de los conocimientos. Somos receptivos a la formulación creativa de hipótesis, pero insistimos en que introducir o considerar una hipótesis no constituye una confirmación de la misma y que debe haber pruebas suficientes que verifiquen directa o indirectamente tales hipótesis antes de que puedan aceptarse».

Esos principios son los que guían al Círculo Escéptico, que desde que nació forma parte de la red mundial de organizaciones que lidera el CSI.

1 Kurtz, Paul (1976): «The aims of the Committee for the Scientific Investigation of Claims of the Paranormal». The Zetetic (Búfalo). Vol. 1, núm. 1 (otoño-invierno). Págs. 6-7.


Afirmaciones extraordinarias
requieren pruebas extraordinarias

Carl Sagan (1934-1996)


«El escepticismo, como todas las cosas, es bueno si se usa con moderación. Es esencial para una mente sana; pero, si se lleva al exceso, puede conducir a una duda desmesurada. El escepticismo, bien entendido, no es una imagen metafísica de la incognoscibilidad de la realidad última; no conduce a un inevitable callejón sin salida epistemológico; no tiene por qué culminar en la desesperación existencial o el nihilismo. Más bien, debería considerarse como una regla metodológica esencial que nos guía para examinar críticamente todas las pretensiones de conocimiento y afirmaciones de valor. Sin ella, podemos caer en el autoengaño complaciente y el dogmatismo; con ella, si la utilizamos con prudencia, podemos hacer avanzar eficazmente las fronteras de la investigación y el conocimiento, y también aplicarla a la vida práctica, la ética y la política.

En pocas palabras, un escéptico es alguien dispuesto a cuestionar cualquier pretensión de verdad, pidiendo claridad en la definición, coherencia en la lógica y adecuación de las pruebas. El uso del escepticismo es, por tanto, una parte esencial de la investigación científica objetiva y de la búsqueda de un conocimiento fiable».

Kurtz, Paul (1992): The new skepticism. Prometheus Books. Búfalo. Pág. 9.


«El escepticismo tiene por función ser peligroso. Es un desafío a las instituciones establecidas. Si enseñamos a todo el mundo, incluyendo por ejemplo a los estudiantes de educación secundaria, unos hábitos de pensamiento escéptico, probablemente no limitarán su escepticismo a los ovnis, los anuncios de aspirinas y los profetas canalizados de 35.000 años. Quizá empiecen a hacer preguntas importantes sobre las instituciones económicas, sociales, políticas o religiosas. Quizá desafíen las opiniones de los que están en el poder. ¿Dónde estaremos entonces?».

Sagan, Carl (1995): El mundo y sus demonios [The demon haunted world]. Traducción de Dolors Udina. Planeta (Colección «La línea del horizonte»). Barcelona, 1997. Pág. 448.


«Los escépticos y las organizaciones escépticas realizan una valiosa labor cuando investigan y evalúan tanto las afirmaciones controvertidas como las extraordinarias. Los temas que abordamos son solo objetivos blandos en el sentido de que algunas de esas afirmaciones pueden tener poco apoyo científico. Pero en realidad esas afirmaciones pueden ser muy resistentes debido al apoyo ideológico o a intereses comerciales, o porque los hábitos de pensamiento de demasiadas personas las llevan a entregarse a un pensamiento intuitivo y mágico, que las hace susceptibles de aceptar afirmaciones que carecen de apoyo científico. Aunque creer en Casper o en el pie grande de forma aislada pueda parecer inofensivo, si no refutamos estas afirmaciones y no enseñamos a la gente la forma adecuada de analizar algunas de ellas, tendremos mucha más gente creyendo que el 11-S fue un trabajo interno, que el cambio climático es un engaño, que nuestro Gobierno está controlado por extraterrestres… y esas creencias distan mucho de ser inofensivas».

Lindsay, Ronald A. (2017): «Why skepticism?». Skeptical Inquirer (Búfalo). Vol. 41, núm. 2 (marzo-abril). Págs. 46-50.